El hombre enfermo y esclavo busca al médico. El problema es
que necesita un médico especial, un médico que tenga poder para desatar las
cadenas de esclavitud del pecado que nos somete. Y ese médico es Jesús. Leví,
tal como nos dice hoy el Evangelio, fue llamado por Jesús para ser liberado del
poder del dinero.
Pero, lo verdaderamente importante es responder a esa
llamada, porque no todos responden. Leví respondió y dejó que Jesús curase sus
heridas de avaricia, de poder y de gloria. Porque, todos los hombres
perseguimos la gloria, el poder y eso nos hace avariciosos. Eso quizás nos hace
infelices en lugar de felices.
Y Jesús viene para
hacernos felices. Él nos da lo que realmente buscamos, pero no como nosotros lo
queremos y buscamos. Él nos lo da a través del amor, porque no ama y quiere que
nosotros también nos amemos. El amor es la clave, y Él nos enseña a amar,
porque es el Camino, la Verdad y la Vida.
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