El comienzo de la vida pública de Jesús es un clamoroso
éxito. Todo el mundo le sigue, pues su fama de curar y hacer milagros se ha
extendido por todos los lugares, y a Él acuden de todas partes. Su presencia
produce aglomeraciones y tiene incluso que parapetarse bien para poder mantenerse
alejado y que no le atropellen.
Sin embargo, pronto la cosa empieza a torcerse y se ve en Él
a un intruso que usurpa el nombre de Dios y se arroga el poder de perdonar los
pecados, Los escribas y fariseos empiezan a verlo como un peligro que amenaza
su estructura religiosa y de poder y maquinan como quitarlo del medio.
Y con esas amenazas,
aquel éxito de entrada en su vida pública empieza a parecer un fracaso. Todos
empiezan a apartarse de Él y a dejarlo solo. Al parecer su fe sólo buscaba
resolver su problema y nada más. No era una fe que llegaba al corazón y movía a
cambiar el rumbo de sus vidas. Pocos, por no decir nadie se atrevía a
confesarle Hijo de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.