sábado, 26 de agosto de 2017

A veces ocurre que aún viendo ejemplos que descubren lo que las palabras expresan, no surten el efecto que se desprende de un buen testimonio. Se interponen intereses y egoísmos que utilizan el autoengaño para distorsionar la realidad y presentarla falsamente. Es como tapar los ojos con una venda.

Y que suceda esto tienen la culpa muchos que utilizan las falsas apariencias para presentarse delante de los demás con segundas intenciones y mentiras que buscan engañar y obtener intereses egoístas y particulares. Es como el cuento del lobo, tanta engañar que viene el lobo, que cuando llega de verdad nadie le cree. Así sucede, que muchos pierden la confianza y les es difícil creer.

Apreciamos, por desgracia, estas experiencias en el mundo de la política, de las grandes empresas, de los gobiernos y en mucha gente de gran responsabilidad. Incluso, dentro de la Iglesia también los hay que han fallado y fallan por la esclavitud del pecado. Pero, el mensaje del Señor es claro: “No hagas lo que hacen, sino esfuérzate en vivir lo que dicen”.

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