viernes, 30 de junio de 2017


Ocurre que no estamos seguros de la respuesta de Dios. Le pedimos por la salud de esta u otra persona, pero, quizás, en lo más profundo de nuestro ser, lo hacemos por mimetismo o costumbre, pero no convencidos de que el Señor nos escucha y nos atiende.

No terminamos de creérnoslo. Para el Señor no hay nada imposible, y todo lo puede hacer. Otra cosa es que eso que le pedimos no sea lo que nos conviene. Incluso, aunque sea la salud de alguien o la nuestra propia. No sabemos nuestra hora y la que nos corresponde. Así han tenido que morir verdaderos creyentes, que han dado su vida por el Señor.

No sabemos ni entendemos los planes de nuestro Padre Dios. Pero si sabemos que Dios nos quiere y nos escuchas. Somos sus hijos y se preocupa por cada uno de nosotros. Confiados en su Palabra y en su Acción, nos abandonamos a su Misericordia sabiendo que todo lo que hace es bueno para nosotros. Otra cosa es lo que hacemos nosotros irresponsablemente, y, luego, queremos que nos saque del apuro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.