La vida es una lucha por la subsistencia. Y, para eso, el
alimento es imprescindible. Sin embargo, el hombre no se queda ni se conforma
con subsistir terrenalmente y por un tiempo limitado, sino que persigue la vida
eterna. Eso, no es que lo descubra, sino que lo lleva implícito en su corazón
desde que ha sido creado.
Pero, ese alimento que el hombre busca y necesita. El que le
da la tierra, no le satisface su aspiración máxima de eternidad. ¿Dónde, pues
buscarlo? El mundo no lo tiene, y el hombre no lo encuentra. Es por lo tanto
imprescindible levantar la mirada y mirar al Cielo.
Porque del Cielo vino
el pan que ayudó al pueblo elegido de Dios a atravesar el desierto. Pero,
tampoco ese pan daba la vida eterna. Sólo, Aquel que envió el Pan del Cielo, ha
enviado a su Hijo, el Señor Jesús, verdadero Pan de Vida que nos da la Vida
Eterna a quienes lo comen.
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