viernes, 15 de julio de 2016



Evolucionar significa cambiar, pero un cambio que va de menos a más. Es decir, de algo que se hace a hacerlo mejor. De lo bueno a mejorarlo. Porque una evolución negativa que empeora lo que ya está no tiene sentido ni parece bueno. Toda evolución conlleva mejoría, si no sería involución.

La ley de sábado chocaba contra la propia evolución del hombre. No es el sábado lo importante, sino su utilización a favor del hombre. Por lo tanto, tenía que decorarse esa ley, que chocaba e iba contra la propia esencia y evolución del hombre. Es el hombre quien manda y al que se le somete todo lo demás.

Por lo tanto, todo para favorecer al hombre respecto a crecer y mejorar. No por capricho, no por apetencia, sino porque todas las cosas debes servir para el bien del hombre. Por lo tanto, la ley al servicio y para el bien del hombre. Y eso es lo que defendió Jesús.

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