domingo, 31 de julio de 2016




La vida puede traicionarnos si nos dejamos llevar por las cosas que nos ofrece. La ambición rompe el saco, dice el refrán, pero yo añadiría que también la vida. Porque te esclaviza y te somete a sus caprichos y vicios. En la medida que quieres más y más tu ambición te lleva a perder el sentido de la vida.

Porque la abundancia no te garantiza ni un minuto más tu vida. Tu vida más importante, porque donde te diriges no tiene ningún valor el dinero, ni el poder, ni los bienes ni ninguna moneda de cambio. Al mundo eterno al que estamos llamados sólo vale el amor. 

Y es el amor, entendido como la renuncia a ti mismo para ofrecerte a los demás, la única moneda que se recibe y tiene valor en el otro mundo. Por eso, en este, debemos cargarnos de esa moneda de amor cuyos frutos son las buenas obras. Las mismas que te gustarían que hicieran contigo.

sábado, 30 de julio de 2016


El mundo no tiene claro el concepto libertad. Se explica mal o se entiende mal. O, quizás, se hace la vista gorda y se mira para otro lado con tal de vivir y hacer lo que me da la gana, me interesa y apetece. Porque libertad es hacer el bien. El bien común y no hacer lo que a mí no me gustaría que me hiciesen.

Para eso se nos ha dado la libertad. Nada de hacer lo que quiero y me da la gana, porque eso no es ser libre, sino esclavo. Esclavo del poder, de la riqueza, del vicio, del sexo, de la droga…etc. Cuando uno se experimenta libre hace todo aquello que es bueno para él.

La vida nos ha sido dada para vivirla en libertad. Libertad que consiste en vivir en la verdad, en la justicia y el amor fraterno. Libertad que nos ha sido regalada por Dios para vivir en su Palabra y Voluntad, porque eso significa vivir en plenitud de gozo, paz y eternidad.

viernes, 29 de julio de 2016



Cuando amas experimentas que tienes que perder tiempo, dejar este negocio o abandonar aquella práctica, porque la persona amada necesita de tu tiempo y de tu actividad. Y no puedes hacer dos cosas a la vez. Por eso te planteas donde está el verdadero valor de la vida o, dicho de otra forma, de las personas.
                       
No son las personas objetos productivos, ni tampoco son mejores porque mucho produzcan. Ese afán productivo esclaviza. Así hay muchos niños en el mundo subdesarrollado que son explotados y tratados como esclavos. Se confunde el verdadero valor y dignidad de la persona.

Jesús de Nazaret pone las cosas en su sitio y viendo a Marta tan atareada y preocupada le dice que no es esa, aunque quizás necesaria, la mejor parte. Sino que la que ha escogido María tiene mayor importancia, porque tras la escucha de la Palabra de Dios entendemos el verdadero valor de las cosas de este mundo. Pues, lo importante es atesorar tesoros que prevalezcan para la Vida Eterna.

jueves, 28 de julio de 2016



Se equivoca aquel que piensa que la última palabra la tiene la muerte. Se equivoca, porque nuestra esperanza nos mantiene viva la aspiración de eternidad que el hombre experimenta en lo más profundo de su interior. La vida ha sido creada para vivir y no para morir.

Y esa aspiración tiene su eco en Jesús, el Hijo de Dios, que da su Vida para que tú y to tengamos también Vida Eterna. Él nos lo proclama y promete: “Yo soy la Resurrección y la Vida: el que cree en Mí, aunque haya muerto vivirá; y el que está vivo y cree en Mí, no morirá para siempre.”.

Sin embargo, no sólo la muerte no tiene la última palabra, sino que después de la Resurrección, Jesús, el Señor, nos dice lo siguiente: «También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos. Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Habéis entendido todo esto?»

miércoles, 27 de julio de 2016


El valor de las cosas se lo da la necesidad que de ella se tenga. Y en esa proporción será calificada como tesoro o como un gran Tesoro. El Reino de los Cielos, nos dice Jesús, es ese gran Tesoro que encontrado, se guarda y se vende todo lo que se tiene para comprarlo. Claro está que el valor de ese Reino está por encima de todo lo demás.

Vender todo lo que se tiene significa que todo se pone al servicio de ese valor, de ese Reino encontrado. Se guarda y se cuida para que nadie nos lo arrebate, pero se comparte y se da para que otros también lo descubran y lo compren. 

Comprar y vender son metáforas que empleamos para destacar la importancia y necesidad de descubrir y encontrar ese Tesoro escondido dentro de nosotros que es el Reino de Dios. Que es Jesús mismo que se hace presente en nuestras vidas para rescatarnos de la esclavitud del pecado y darnos Vida Eterna.

martes, 26 de julio de 2016



Sin embargo, en el mundo cohabitan el bien y el mal, y el salir victorioso consistirá en saber discernir lo que es bueno y lo que es malo. La sabiduría consiste en saber cribar lo bueno de lo malo. No consiste ni está en saber mucho, ni tampoco en tener grandes conocimientos, sino en saber separar y escoger lo bueno, y apartar lo malo.

Ese será el camino de aquellos que alcanzan el verdadero triunfo en el mundo que les ha tocado vivir. Porque es cierto que en el mundo hay buena semilla, pero también cizaña. Y la cizaña tratará de ahogar a la buena semilla para que prevalezca el mal. Y nace la lucha del bien contra el mal.

En el Evangelio de hoy, Jesús, nos descubre esa lucha, y nos enseña a orar para que en el Espíritu Santo salgamos victoriosos evitando las tentaciones de confundirnos y mezclarnos con la cizaña.  Con el Señor seremos mayoría aplastante y venceremos.

lunes, 25 de julio de 2016



No siempre quien tiene más puede más. En las familias ocurre que los más débiles son los que más atenciones y privilegios tienen. Los niños, sobre todo recién nacidos, son el centro del cuidado y amor de todos. Experimentamos que los más débiles son los que reciben más amor.

Pero, en el mundo no ocurre siempre lo mismo. Hay abusos e injusticias con los más débiles y desposeídos. Y si quiere el poder para ser más fuerte y mandar sobre los otros. Todos queremos más, y así pensaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan. Querían mejor puesto que los otros. 

Y Jesús deja todo muy claro: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».

domingo, 24 de julio de 2016



Una de las cosas más notables y exigentes es la coherencia. El hombre exige ser coherente. Es decir, vivir y actuar tal y como se piensa y se cree. De tal forma que, si así piensas, así debes vivir. Y no al revés, pensar como vives.

En muchas ocasiones bajamos los brazos y nos rendimos. Terminamos pensando cómo vivimos. Es decir, adaptamos nuestros pensamientos y criterios a la manera de vivir en los ambientes donde nos movemos y trabajamos. Son ellos los que nos imponen nuestro ritmo y criterio de vida.

Y eso no es así. La vida debe adaptarse a nuestra fe y vivir según creemos. Creer en Jesús significa vivir según sus Mandatos y Voluntad. Esa es la coherencia de nuestra fe. Ser coherente es adaptar mi vida, en todos los aspectos y circunstancias, según la Voluntad del Señor.

sábado, 23 de julio de 2016



En el camino de tu vida descubres que lo verdaderamente importante no son tus pasos, ni tampoco los zapatos con los que los vas dando, sino las huellas que vayas dejando. Y eso es así porque dentro de ti hay dos inclinaciones, una buena y otra mala.

La cuestión es dejar la buena, porque es la que tú deseas, y apartar la mala, la que todos, aunque muchas veces la hagamos, nadie la quiere realizar. Pero experimentamos que nos cuesta vencer y desterrar las malas intenciones y que nuestra humanidad está sometida al mal.

Descubrimos, entonces, que sólo estamos vencidos. Podemos y creemos que podemos liberarnos, pero caemos una y otra vez. Y sólo cuando tomemos conciencia de nuestra debilidad y de que con nosotros está también la cizaña que nos amenaza, podremos, injertados en el Señor, arrancarla de nuestro corazón.

viernes, 22 de julio de 2016



Hoy ocurre lo mismo que haces veintiún siglos. Muchos no creen y otros lo toman como un cuento. En tu época ocurrió lo mismo. Hasta Tomás, uno de tus discípulos, te exigió una nueva demostración. Podemos imaginar cómo hubiese sido con aquellos que ni te conocían ni creían en Ti.

Y eso explica que nos hayas enviado a proclamar tu Mensaje de Salvación. Si Tú has Resucitado, también los que crean en Ti resucitarán. Pero hace falta eso, creer. Y para muchos, las barreras y tentaciones de este mundo, les impiden ver endureciéndoles sus corazones y sus esperanzas.

Venden su felicidad eterna por un plato de potaje. Algo parecido a lo que hicieron los hijos de Jacob con su hermano José. Figura, después, de salvación para el pueblo de Israel en los años de vaca flaca. Están ciegos y ni oyen ni ven, y tiran el verdadero tesoro por la basura de este mundo.

jueves, 21 de julio de 2016



El Evangelio de hoy nos habla de que Jesús les enseña a los amigos, a aquellos que creen en Él y que tienen oídos y ojos para escucharle y verle. Y les enseña de tal manera que les descubre los misterios del Reino de los Cielos.

Sin embargo, a aquellos que levantan barrera, ponen obstáculos y se resisten a creer, se les niega aun lo poco que tienen. Y sus oídos se cierran y sus ojos se vendan para que oyendo no oigan, ni viendo vean. Y es que su cerrazón les impide dejar entrar la fe. 

No es cuestión de saber o no saber, sino de abrirse con humildad a la acción del Espíritu Santo, para que nos vaya revelando todo aquello que permanece en nuestra oscuridad, iluminándola, y dándonos a conocer todo lo que se nos esconde a nuestro entendimiento por nuestra poca capacidad.

miércoles, 20 de julio de 2016



La vida es una siembra donde lo sembrado va dando frutos. Frutos que serán buenos o no tan buenos, e incluso malos, en la medida que nuestra siembra haya estado bien hecha y bien cuidada. Y también, en el tiempo de la cosecha, las semillas hayan sido atendidas, cuidadas y bien cultivadas.

No se producen las cosas por casualidad, si antes no ha habido un trabajo bien hecho. Los frutos dependen del trabajo bien hecho de los hombres. Bien es verdad, que, por nuestra fe, sabemos que Dios puede cambiar el curso de los acontecimientos, pero normalmente, al hacernos libres, deja que actuemos según nuestras apetencias y voluntad.

Así, dicho esto, tus frutos se verán agraciados por el atento esfuerzo de tu trabajo y dedicación. No saldrán al azar o por casualidad, sino por tus cuidados de cultivo y dedicación. Claro está, que viendo el Señor que tu cosecha se puede perder, no por tu culpa sino por tus limitaciones, actúe en tu favor y, por su Misericordia, tus frutos salgan a la luz.

martes, 19 de julio de 2016



El hombre es un ser en relación creado para amar. Y es el amor lo que tiende a unir tan fuertemente que, prescindiendo de vínculos de sangre, la unidad se afirma en el espíritu del amor. Así nos ama Dios, y así nos ha creado, por Amor, para que vivamos eternamente por y para amar misericordiosamente como Él.

Somos sus hijos en y por el Espíritu, que nos crea y nos da la herencia de su Gloria, y nos hace coherederos, en y con su Hijo, nuestro Señor, de su Gloria. No por nuestros méritos, sino por los de Xto. Jesús., que con su Muerte y Resurrección ha pagado el rescate de nuestros pecados para darnos la salvación.

Desde ahí observamos que, María, la Madre, no sólo le une a Jesús, el Hijo de Dios, una relación materno – filial bajo la naturaleza humana, sino que, también, en el Espíritu de Dios es la primera criatura que se abre a su Gracia y a su Voluntad quedando revestida Inmaculadamente como Madre de Dios y, también por regalo de su Hijo, Madre nuestra.

lunes, 18 de julio de 2016




No nos acordamos de santa Bárbara sino cuando truena. Ese es el refrán y también la realidad. Porque ocurre así. Sólo en los momentos de vacas flacas es cuando levantamos la cabeza y miramos al cielo. Y el Señor aprovecha esos momentos para iluminarnos y hacernos caer en su presencia.

Pero nosotros, indiferentes, seguimos exigiendo pruebas y signos. Y eso que todo lo hemos recibido de forma gratuita. No merecemos tanta misericordia y tanta paciencia. Y no se nos dará otra prueba que la Resurrección del Señor. Es el pilar y fundamento de nuestra fe.

Se ha cumplido todo y, por último, la Resurrección. Ahora podemos y tenemos a Alguien en quien podemos depositar toda nuestra confianza, porque en Él ha tenido todo cumplimiento. Él es el Salvador, el Camino, la Verdad y la vida.

domingo, 17 de julio de 2016



Desde pequeño oímos que el tiempo es oro. Pero la realidad es que es oro si nosotros lo aprovechamos y, acrisolándolo al fuego, lo convertimos en oro puro. Si se nos escapa, también podemos perderlo y dejarlo pasar inútilmente.

Lo mejor y más razonable es discernir y distinguir lo que realmente es oro, y, por tanto, verdadero tesoro, y lo que es caduco y termina evaporándose sólo. Acumular tesoros en el cielo (Mt 6, 19-21) es lo que vale, porque es lo que mantiene su valor eternamente. Lo otro, todo lo que puedas conseguir aquí abajo es caduco y pierde su valor.

Por lo tanto, lo verdaderamente importante es no afanarse en hacer y hacer, sin que eso signifique cruzarse de brazos, sino poner el énfasis en las cosas que cotizan y sostienen su valor en el Reino de los Cielos. Porque esa es la esperanza que nos sostiene y en la que creemos.

sábado, 16 de julio de 2016



En el Evangelio de hoy, Jesús nos deja claro qué es lo primero y las consecuencias o compromisos que derivan de ese compromiso, valga la redundancia, primero. Porque lo que va delante es la oración, porque el Padre es quien nos salva y nos quiere con locura. Y a Él oramos y suplicamos humildemente.

Pero, no hay segundo sin primero, y lo primero habilita lo segundo. Si amas producirás frutos de amor, porque nadie planta rábanos para recoger plátanos. Si cultivas el amor, tus frutos serán de amor. Y si has amado al Señor, Fuente del Amor, las obras de tu vida estarán revestidas de amor.

Por lo tanto, primero injertado en el Señor. Atento y contemplativo como María, para luego, llenos de la Gracia que derrama el Espíritu de Dios en nosotros, derramemos los frutos de nuestras obras llenos de su Gracia y su Amor.

viernes, 15 de julio de 2016



Evolucionar significa cambiar, pero un cambio que va de menos a más. Es decir, de algo que se hace a hacerlo mejor. De lo bueno a mejorarlo. Porque una evolución negativa que empeora lo que ya está no tiene sentido ni parece bueno. Toda evolución conlleva mejoría, si no sería involución.

La ley de sábado chocaba contra la propia evolución del hombre. No es el sábado lo importante, sino su utilización a favor del hombre. Por lo tanto, tenía que decorarse esa ley, que chocaba e iba contra la propia esencia y evolución del hombre. Es el hombre quien manda y al que se le somete todo lo demás.

Por lo tanto, todo para favorecer al hombre respecto a crecer y mejorar. No por capricho, no por apetencia, sino porque todas las cosas debes servir para el bien del hombre. Por lo tanto, la ley al servicio y para el bien del hombre. Y eso es lo que defendió Jesús.

jueves, 14 de julio de 2016



No tienes idea quien te ha puesto en este camino del mundo. Tus padres han sido los que han colaborado para ponerte en él, pero la vida se te ha sido dada a través de ellos, no por ellos. Saber quién te ha invitado sería muy interesante y muy bueno para el desenlace de tu vida.

Porque sabiendo y conociendo los planes del quién te ha puesto en este mundo, podrás saber también que piensa de ti y por qué te ha creado y te permite caminar libremente. Libremente hasta cierto punto, porque creyéndote libre, estás sujeto a muchos apegos, apetencias, hábitos y sensaciones que te dominan y hasta someten.

Sin embargo, a pesar de eso, puedes decidir si, continuar así, es decir, dominado por esos vicios ocultos dentro de ti, o de tratar de luchar contra ellos y liberarte. Claro, has de saber que sólo injertado, como la rama en el árbol, en nuestro Señor Jesucristo podrás superar tus esclavitudes y liberarte. Y conocer esa solución revelado en el Mensaje de Jesús será vital para tu vida y salvación.

miércoles, 13 de julio de 2016



Hay muchos que sabiendo muy poco o casi nada, aparentan saber mucho y cada vez que abren su boca sueltan disparates y derraman ignorancia que descubre su necedad, e impiden, llenos de suficiencia, que puedan ser corregidos y aprender.

Y, también hay otros, que sabiendo mucho son catalogados de sabios e inteligentes, pero ignoran que la verdad está escondida en las cosas sencillas, en las buenas actitudes y, sobre todo, en la Verdad. La Verdad Absoluta que ha creado todo lo visible e invisible. 

Una Verdad que busca el bien de la humanidad y la salvación del hombre, y que nos ha sido revelada por el Hijo, el enviado por el Padre, para anunciarnos la Buena Noticia de la salvación por el Amor del Padre. Una Verdad que el Hijo, nuestro Señor Jesús, nos revela a todos aquellos que, humildemente, nos abrimos a su Palabra.

martes, 12 de julio de 2016



Siempre pensamos que tenemos tiempo para hacer aquello que había proyectado desde joven. La vida nos parece larga y ahora, nos decimos, es tiempo para el disfrute y el gozo. Ya llegará el tiempo de mayor en que tengamos que pensar de otra forma.

Sin embargo, cuando menos lo pensamos experimentamos que el tiempo se nos ha ido deprisa. Y que no es fácil recuperar el tiempo perdido. Nos cuesta romper la rutina, los apegos y nuestra actitud cómoda e instalada en el confort o en los hábitos de cada día.

 Y nos damos cuenta que tenían razón aquellos que nos decían que el tiempo es oro. Y que la vida se va rápida y hay que aprovecharla mejor. No tanto en las cosas superfluas y caducas, cuanto en las cosas que realmente nos sostienen y sirven para el Reino de Dios.

lunes, 11 de julio de 2016



El mundo busca vivir en la mentira, o, por lo menos, no decir toda la verdad. Porque sus criterios se mueven por intereses y egoísmos y, quien paga más, más poder tendrá. La medida del valor la mide por la riqueza y la fuerza. Y es más importante y fuerte quien tenga más riqueza y poder.

Por lo tanto, seguir a Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, Camino, Verdad y Vida se hace complicado, porque complica, valga la redundancia, la vida y te pone frente a otros, incluso padres, madres, hermanos, hijos y amigos, exigiéndote la opción de optar por ellos o por Jesús.

Y no hay sino un solo camino, seguir a Jesús o optar por seguir al mundo y a los que se someten a él. Y en esa disyuntiva se produce una lucha sin cuartel a vida o muerte. Muerte si optas por permanecer con lo que te ofrece el mundo, o Vida Eterna si decides seguir a Jesús por encima de todo y todos.

domingo, 10 de julio de 2016



Cuando miramos para la Ley que nos señala el camino de la Vida Eterna, nos encontramos que lo primero es amar a Dios y al prójimo. Pero, ¿cómo amar a Dios que no le vemos? Es en el prójimo, que está a nuestro lado, donde podemos descubrir y testimoniar el amor a nuestro Padre Dios.

Por lo tanto, en cada prójimo encontramos la oportunidad de darle un abrazo al Señor cuando les tratamos con una actitud de servicio y de verdadero amor. No cabe duda que experimentamos que las relaciones sociales tendrían otra forma de entenderse y la convivencia entre los pueblos sería de forma justa y en paz.

Y descubrimos que de esa forma el mundo sería otro mundo. Porque la paz y las buenas intenciones reinarían en todas partes allanando los problemas y repartiendo justicia y equilibrio por todo el planeta. De forma que quienes menos agraciados serían recibirían lo necesario para no pasar necesidades y carencias.

sábado, 9 de julio de 2016



El hombre espera con paciencia y esperanza, valga la redundancia, que la justicia que aquí se esconde y se disimula, mañana se descubra y se ponga sobre la mesa la verdad. Todos esperamos y deseamos que la verdad salga a la luz, y hasta lo creemos que así será.

Y es que está en lo más profundo de nuestro corazón. Esperamos que lo que nosotros no podamos hacer, si es justo y verdadero, algún día Alguien lo descubra y lo haga cumplir. Porque todos esperamos que se haga justicia. Y levantamos la mirada hacia el Cielo confiando en su Palabra y su Poder. 

La Verdad nos hará libre y dará a cada uno su precio justo. Esa es nuestra esperanza y también el sentido común. Por eso esperamos confiadamente que se cumplan las Palabras que Jesús nos dice en el Evangelio: No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos. Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos

viernes, 8 de julio de 2016



El Mensaje del Señor incluye acompañamiento. Jesús nos promete que será el Espíritu de Dios quien hablará por y en nosotros. Y nos asiste y auxilia, porque va con nosotros. Esa es nuestra confianza y nuestra esperanza. Los peligros y dificultades son insalvables para nosotros, pero con el Espíritu Santo somos más fuertes y vencemos.

El mundo busca la felicidad en el consumir, en el tener y en el poder y las riquezas. Tiene valor aquel que tiene bienes, poder y dinero. Pero en la medida que la busca experimenta que no la encuentra. Llega a marearse y hasta cansarse. Y cansado de buscar se rinde y queda entregado a un mundo caduco y sin sentido.

Por el contrario, la felicidad que propone Jesús está apoyada en el Amor del Padre, que nos ama y nos promete felicidad y gozo eterno si creemos en Él y vivimos en su Palabra y Voluntad. Y el camino es el que nos marca Jesús, Camino, Verdad y Vida. Siguiéndole encontraremos esa ansiada felicidad que buscamos.

jueves, 7 de julio de 2016



Todo lo que nos pueda valer para hacer efectivo el envío no se puede despreciar, pero la esencia del Mensaje de la Palabra es que Jesús es el Hijo de Dios, que se ha hecho Hombre para entregar su Vida en rescate de las nuestras por el Amor del Padre, y, voluntariamente, por su Amor.
                                        
Y nada ni nadie puede sustituir ese Mensaje. Ni se puede anunciar otra cosa ni de otra forma. Ni nada está por encima de esa noticia, ni nada es más importante que el Amor del Padre y la entrega del Hijo para, con su Vida, pagar por las de todos los hombres.

Por lo tanto, no miremos para otro lado, ni demos importancia a otras cosas, ni nos preocupemos por lo que nos pueda faltar, porque lo fundamental es que Dios nos quiere y nos envía su Hijo para salvarnos. Y en Él encontraremos todo lo que necesitamos para alcanzar la máxima aspiración de las aspiraciones: Ser plenamente feliz eternamente.

miércoles, 6 de julio de 2016



La huella que el hombre descubre en su corazón le impulsa a pensar no sólo de una forma, sino en la esperanza de que haya otra vida que se prolongará en el Reino de Dios. Y será Vida Plena y Eterna. Y no sólo que lo experimentamos y sentimos dentro de nosotros, sino que nos lo revela Jesús.

Y Jesús no es un cualquiera, sino que se presenta como el único y verdadero Hijo de Dios. Y lo que nos dice encuentra eco y sintonía en nuestro corazón. Realmente, el hombre busca la vida eterna y feliz. Pero, Jesús va más lejos, nos la propone y no da testimonio de su Poder. Él es ese Reino del otro mundo que había experimentado que existía y esperábamos. 

Y nos lo revela enviado por su Padre, que nos descubre, en Jesús, su locura de Amor por salvarnos y darnos esa felicidad plena y eterna. Felicidad que se refleja en el triunfo de Jesús sobre la muerte. Su Resurrección es el fundamento de que de Él nos podemos fiar. Verdaderamente, Jesús es el Reino de Dios que esperábamos.

martes, 5 de julio de 2016



El hombre cuando tiene la oportunidad de apoderarse del tesoro, lo guarda, lo esconde y no lo quiere compartir. Y cuando experimenta la tentación de tomar lo que no es suyo, difícilmente se resiste y lo toma. Es lo que está ocurriendo en muchas partes del mundo. Sobre todo en el ámbito político.

De la misma manera, proclamar la Buena Noticia de Salvación exige renuncias, desprendimiento y gratuidad. Y eso parece que está en contradicción con los valores del mundo, que aplica la ley de tanto tienes, tanto vales. Te doy esto a cambio de lo otro.

Por lo tanto, buscar obreros que vivan esos valores y lo proclamen es tarea ardua y difícil. Porque el hombre, esclavizado por su egoísmo, se experimenta atado aunque no lo perciba. Y ciego y encadenado no encuentra el verdadero camino que le lleva a su única y verdadera aspiración: La Vida Eterna que Jesús, en nombre del Padre le ofrece.

lunes, 4 de julio de 2016



Las respuestas, a nuestras súplicas y peticiones, de nuestro Padre Dios no son siempre, aparentemente, atendidas. Al menos como a nosotros nos gustaría. Porque Dios sabe lo que realmente nos conviene, y no todo lo que le pedimos es bueno en orden a nuestra salvación. Nosotros no sabemos pedir, pues nuestro corazón, sometido a los placeres y pasiones de este mundo, nos confunde y pierde.

Conviene, pues, pedir al Señor que nos enseñe a pedir y a discernir lo bueno de lo malo. Pero, sobre todo, a descubrir lo que, a pesar de que a primera vista no parezca apetecible y bueno para nosotros, sea realmente lo que nos conviene.

Y confiar pacientemente en su Bondad, Presencia, Palabra y Amor. Un Dios Padre, que nos ha creado por Amor no nos abandona nunca. Y siempre estará pendiente de nosotros, porque, por su Amor, ha entregado a su Hijo para salvarnos.

domingo, 3 de julio de 2016



En la vida ocurre que todo lo bueno impulsa a darse a conocer. Se hace difícil ocultar algo bueno y que gusta a todo el mundo. Sin embargo, muchos intenta aprovechar esa atracción y hacerla rentable. Todo, al parecer, tiene un precio.

No ocurre así en el caso de la Noticia de Salvación. Se da gratuitamente, aunque eso no significa que no sea nada fácil vivirla, porque su aplicación exige remar contra corriente. Porque la corriente se dirige hacia lo más fácil y por caminos anchos y espaciosos. Vale todo o casi todo para trepar y escapar. 

La verdadera felicidad está en la renuncia y en la búsqueda del bien del otro. Que no hay que confundir con el capricho o egoísmo del otro, sino con aquello que realmente le hace más persona, más maduro y verdadero hijo de Dios.

sábado, 2 de julio de 2016



Muchas personas llegan a confesar que harían cualquier cosa por conseguir la meta de sus aspiraciones. Incluso algunos confiesan estar dispuestos hasta matar. El verdadero valor del sacrificio está escondido en el amor. En el verdadero amor. Sólo cuando se hace por amor tiene sentido.

No vale decir que me sacrifico por ti o por esta causa como si se tratara una condición para tenerte o para conseguir la causa. Porque, puede ocurrir que tú no estás o la causa desaparece y tendrás que seguir amando. Y el amor engendra sacrificio. 

Por eso, el amor nunca termina, porque siempre estará en vela y dispuesto a sacrificarse por el bien del otro. Por eso, el amor exigirá siempre misericordia, y si deja de ser misericordioso habrá dejado de amar. Así nos ama Dios, siempre, a pesar de nuestros rechazos, Él nos estará amando, porque su Misericordia es Infinita.

viernes, 1 de julio de 2016



Si alguien cree en alguien, el sentido común es que viva según las indicaciones de ese alguien. Si alguien se fía y tiene confianza en alguien, el sentido común es que le dejará la responsabilidad de dirigir lo que le ha encomendado. ¿Cómo es posible entonces decir que creo en Dios y luego vivir según mis propios valores e intereses?

No parecen coherentes las confesiones de muchos de nosotros, y, sin embargo, pedimos coherencia a otros en el ámbito político, de justicia, empresarial, sanitario…etc. ¿Acaso no nos corresponde a nosotros también hacer lo mismo respecto a nuestra fe? ¿Creemos o realmente no creemos? ¿Fríos o calientes?

¿Nuestra vida se esfuerza en responder a ese compromiso bautismal que hemos contraído en nuestro Bautismo? Esa es la pregunta que debemos hacernos y también esforzarnos en darle respuesta. Otra cosa que nos confesemos pecadores, débiles y frágiles. El Señor sabe de qué pasta estamos hechos, y no nos pide sino que le reconozcamos como Salvador nuestro.