Lo más lógico es que huyas de donde te sientes incómodo y donde no experimentas gozo y satisfacción. Y lo haces de forma instantánea porque piensas y sientes que huyendo de allí te sentirás mejor. Y así buscas y buscas. Con el tiempo experimentas que no es fácil encontrar la felicidad.
Terminas por huir de todo aquello que te complica tu vida,
pero también, al mismo tiempo, experimentas que en esa misma medida la felicidad
huye también de ti. Entonces comprendes que los problemas son tuyos y donde tú
vas, van también ellos.
Tu felicidad está en
ti, y tus problemas también. En la medida que trates de arreglar tus propios
problemas, la felicidad va también despertando en ti. Todo se reduce a
despertar el amor que está dormido dentro de ti y tratar de compartirlo y
entregarlos a los demás. Entonces la felicidad salta de alegría dentro de tu
corazón. Porque sólo el amor te hará feliz.
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