jueves, 17 de marzo de 2016


Jn 8,51-59. EL QUE ES FIEL A MI PALABRA, NO MORIRÁ JAMÁS

Muchos decimos que no tememos morir, o que no nos preocupa el morir, pero eso obedece más a una huida hacia adelante que a la propia realidad de nuestro sentimiento. El miedo nos impulsa a mentir y a huir de la realidad. La muerte es la causa a resolver.
                
Sin embargo, algo nos ocurre que el mundo en que vivimos nos seduce, nos distrae y nos ciega de tal manera que olvidamos pronto el resultado final de nuestra vida. Y, quizás, cuando llega el momento, ni estamos preparados ni tenemos tiempo para hacerlo.

Conviene, pues, tomarnos ahora el tiempo, puesto que tenemos tiempo, valga la redundancia, de reflexionar y escuchar todos los mensajes que nos prometen el salvar nuestra vida. Para mí sólo hay uno, que es veraz, tiene sentido y coincide con lo que experimento dentro de mí. Hoy mismo nos lo dice Jesús en el Evangelio (Jn 8,51-59).

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