Jesús tiene testigos que dan
testimonio de Él como Camino, Verdad y Vida. Juan el Bautista lo proclama y lo
anuncia; el Padre lo envía y le da poder para dar Vida según su Voluntad, y las
Escrituras lo descubren como el enviado por el Padre, y sus obras dan
testimonio de su Poder Divino.
Sin embargo, nosotros
seguimos los criterios de nuestra razón, y se nos hace difícil entender que
Jesús es el Hijo de Dios. Queremos pruebas, que nos son dadas, pero que
rechazamos, porque queremos las que nosotros proponemos y en los momentos que nosotros queremos.
Dicho de otro modo, queremos un Mesías hecho a nuestro
gusto, enviado según nuestros intereses y adaptado a nuestras exigencias y
caprichos. Un Mesías según lo hemos pensado y lo imaginamos. Y, de no ser así,
le rechazamos. Nuestro dios lo fabricamos nosotros.
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