martes, 9 de febrero de 2016




Sabido que el hombre es imperfecto, y como tal, nunca se puede estar seguro de su palabra. Por lo tanto, aferrarse a la ley escrita por el hombre es aferrarse al error, porque la ley del hombre es una ley imperfecta y, por lo tanto, errónea.
                      
Y eso pone al descubierto al hombre cuando quiere imponer su ley y acusa a aquellos que fallan o no la cumplen. La ley del hombre se fija en las normas, que muchas veces no son justas, aunque sean leyes y estén permitidas. La hipocresía descubre la mentira de muchos que les interesa la ley.

Porque hay leyes que sólo obligan a los más débiles y pobres, pues, los autores de las mismas, las cumplen cuando les interesan o convienen, no por mandato

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