sábado, 18 de julio de 2015



El mundo es una carrera vertiginosa. Sin darnos cuenta hasta nos están quitando el domingo y las familias se las ven y la desean para reunirse y compartir.

El fútbol, las diferentes pruebas y competiciones deportivas, el trabajo y muchas cosas más hacen que el tiempo sea poco. Prima la economía, la diversión, el deporte, el hobby y queda poco tiempo para la visita al enfermo y la reunión de la familia.

Y no digamos para la misa dominical. La velocidad y las ofertas del mundo no están dispersando y estamos necesitados de pastores que no unan y cuiden nuestra unidad. No ha cambiado mucho la situación, porque en su tiempo, también Jesús  le dio lástima al ver a la multitud como ovejas sin pastor.

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