Posiblemente, a la hora de proponerte seguir a Jesús
estableces un camino y un proyecto. Te ilusiona todo lo que Él te regala y te ofrece. Y, quizás, sin advertirlo, esos proyectos
pasan a ser lo inmediato y lo prioritario en tu vida. Hay, incluso, quienes
llegan a pensar que lo primero es servir y el culto a Dios pasa a un lugar
secundario.
Quizás, sucede que muchos confunden la exigencia del amor
como lo prioritario. Y, dentro del amor, el servicio a los demás es la gran
exigencia que Jesús nos propone. Pero, siendo eso verdad, no debemos olvidar
que sólo podemos amar en la medida que estamos unidos al Señor. Sin Él nada
podemos hacer, ver –Jn 15, 5-.
Son Palabras del
mismo Jesús, y queda muy claro, porque, para amar, incluso a los enemigos, hay
que permanecer injertados en el Amor, pues por nuestra naturaleza humana,
herida y tocada por el pecado, nosotros solos no podemos vencer nuestra
naturaleza herida y sometida al pecado. Sólo con Él estaremos en disposición de
vencer las tentaciones que nos presenta el mundo, demonio y carne.
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