Y en el mundo en que vivimos
no es fácil encontrar ese tipo de amor. Es un amor más interesado y egoísta hasta el punto.de exigir más que
regalar. Es un darse condicionalmente y en espera de ser correspondido, y con
mucha frecuencia se resquebraja y se rompe.
O se queda en la mediocridad
y no se da plenamente. Ocurre mucho en las familias, que pone límites a las
relaciones cuando hay dificultades que exigen renuncias y sacrificio. No
encontramos modelos que nos estimulen o nos fortalezcan porque este mundo no
los tiene.
Por eso, Jesús nos invita al amor. Un amor que esté en
verdadera intimidad con Él y con el Padre, porque, quien ama a Jesús es amado
por el Padre y harán presencia en él. Nuestra fuerza nos vendrá de permanecer
injertado en Jesús y sólo en Él podemos amar como Él nos ama.