Sin embargo, cometemos un grave error cuando buscamos fuera
de nosotros. Nos fijamos en el exterior sin recabar que lo verdaderamente
importante está dentro de ti. Porque, el Señor ha metido su Ley en tu pecho –Jr
31, 31-34- y allí, en tu corazón experimentas que sin el amor te es imposible
ser feliz, tu gran deseo.
Pero, ¿qué te impide no poder amar? ¿Por qué sientes rencor,
envidia, ira, venganza…? ¿Por qué te enfrentas a tu hermano por cosas que luego
te hacen infeliz? ¿Experimentas insatisfacción, frustración, desasosiego? ¿Y no
adviertes que en el mundo no encontrarás esa paz y felicidad que anhelas?
Busca dentro de ti y
experimentarás que sólo el amor te dará esa paz y serenidad que buscas y te
permitirá derrumbar todas esas barreras que te amenazan con impedirte amar.
Porque, el Amor disipa el rencor, la envidia, la ira, la venganza y todo lo que
separa a los hombres a unos de otros. Pero, no un Amor cualquiera, sino sólo el
Amor que viene de Dios.
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