José, con quien estaba desposada María, estaba considerado
un varón justo y bueno. Y su fama no era en vano, pues sorprendido por el
aparente adulterio de María, no quiso perjudicarla y había resuelto repudiarla
en secreto. Esta actitud descubre la bondad y buena intención de José, que le
costaba creer lo que parecía había hecho María.
Es difícil vivir unas circunstancias como esa. No se
entiende nada y la razón falla por todas partes. También nosotros nos paramos
en querer comprender muchas cosas que no nos son reveladas, y que con nuestra
mente no podemos entender. Seamos pacientes y confiados, porque el Señor nunca
nos abandona.
Así sucedió con José.
Tuvo la serenidad para esperar y confiar, y, avisado en sueños, creyó en lo que
el ángel le había dicho. Hoy, José, Padre adoptivo de Jesús, es el varón justo
y referente que nos ilumina a todos los padres como modelo y educador de los
hijos. Padre paciente, justo, fiel y protector de la familia.
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