Los criterios del mundo se apoyan en el dar y recibir. Y un
dar y recibir proporcionado. Según das, en la misma medida y moneda, recibes.
No se entiende la gratuidad ni el dar más de lo que recibes. Todo está tasado y
valorado, y el poder se mide por el tener y el valor de lo que tienes.
La fuerza, basada en el tener y poseer, significa poder,
porque con el dinero se puede comprar mucha fuerza, poder y tener influencias
que favorezcan mis intereses. Incluso pasando por encima de otros más débiles y
pequeños. Por eso, todos quieren ser poderosos.
Pero, cuando se
encuentra con alguien que, no sólo piensa de otra manera, sino que también
actúa tal como piensa, se sorprende y se justifican tachándolo de loco. Es lo
que le sucedió a Jesús, nuestro Señor, no entendían su manera de actuar y hacer
el bien a todas las personas que se le acercaban.
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