viernes, 19 de enero de 2018

Los animales no tienen nada en qué pensar. Su programa está ya en marcha. Ellos sólo tienen que obedecer a sus instintos. Tiene una inteligencia dirigida, establecida y programada. Por eso, siempre harán lo mismo y no progresan. No son responsables de sus actos, pues están inclinados sin ninguna opción a ellos.

Sin embargo, la criatura por excelencia y predilecta del Señor, el hombre, ha sido creada a su imagen y semejanza. Pensamos y podemos rechazar la Voluntad de nuestro Creador, porque Él nos ha creado libres y con capacidad de decidir. Así que podemos elegir el bien o el mal. Cosa que otros seres animados no pueden elegir.

Y para esa labor nos ha elegido. A unos directamente, cuando empezaba su labor  anunciadora en este mundo. A otros, por el Bautismo, en el tiempo de nuestro tiempo, valga la redundancia. Porque, Él es Señor de vivos y muertos, y está siempre presente. Otra cosa es nuestra respuesta, que mientras haya vida hay esperanza.

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