Hay momentos para ayunar, y otros que procede celebrarlo y
disfrutar. El ayuno no puede sustituir a la alegría y a los momentos de fiesta.
Está Jesús con nosotros y eso nos invita al gozo, la fiesta y la alegría.
Celebramos la resurrección y no la muerte, y no es momento de dolor ni de
tristeza.
Ahora es tiempo de fiesta, porque nos sabemos perdonados por
la Misericordia del Señor. Han llegado tiempos nuevos y lo viejo hay que
dejarlo y desecharlo. No podemos remediar
lo viejo con lo nuevo, porque lo uno puede dejar sin alegría a lo otro.
Hay que beber en vino nuevo y también conservarlo en odres nuevos.
Llegarán momentos de
oscuridad y de tinieblas y habrá que buscar la luz. Serán tiempos de ayunos y
sacrificios porque el Novio se haya ausentado. Será tiempo de búsqueda, de
oración y de perseverancia. Tiempos de exigencias y de conversión. Ven Señor
Jesús y permanece entre nosotros.
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