martes, 12 de diciembre de 2017

Experimentar la presencia del Señor es experimentar la necesidad de ser salvado. Tendrás que imaginarte que estás solo delante del peligro y, tu salvación, depende del Señor. No es que haya otro u otros que te puedan salvar, sino que quien sólo lo puede hacer es el Señor.

Será un error, y eso nos pasa, que creemos en los amigos del mundo. Es posible que los haya, pero ninguno podría salvarte. A lo más pueden ser la oportunidad para que tú puedas salvarte dándote a ellos, por amor, pero siempre por la Gracia y la Misericordia de Dios.

Cuando llegas a tomar conciencia de que tu vida depende de Dios, y que Él la ha puesto en tus manos, entiendes que devolvérsela y ponerlas en sus Manos es tu mejor opción. Y eso lo haces tratando de parecerte a Él. Y el único camino es tratar, contando con su Gracia, amar como Él te ama.

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