miércoles, 13 de diciembre de 2017

Cuando caminas tu ánimo está estable, se siente seguro y, por lo tanto, caminas concentrado y confiado si tus esperanzas están bien fundadas. De otra manera, todo se vuelve inestable, inseguro y los miedos te hacen perder la estabilidad y todo se vuelve peligro y amenaza.

El ser humano necesita seguridad y apoyo. Y se camina cuando experimentas que estás apoyado en alguien que te puede sacar del apuro o te puede dar descanso y apoyo. Sin esa referencia la vida se vuelve insegura, insípida y sin rumbo. De ahí la importancia de la familia, que protege y da seguridad.

Vivir sin esperanzas es una locura, y en un grado de alta posibilidad termina en depresión o disparate, que conduce a ubicarte en una vida desestructurada y desordenada. Eso trae malas consecuencias que terminan mal. Por eso, Jesús, conociendo como nos conoce, se ofrece hoy como apoyo y descanso para todos aquellos que están fatigados y sobrecargados.

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