viernes, 3 de noviembre de 2017

Sólo nos basta mirar alrededor para darnos cuenta que muchas leyes no están dictadas pensando más en el hombre que en los intereses económicos y personales. En muchas ocasiones se antepones intereses sociales, de poder u otros, que los intereses y derechos del hombre y la mujer. Al parecer la Ley, en muchas ocasiones, no mira para el bien del hombre y la mujer.

Eso ocurría en aquellos tiempos en los que vivió Jesús, pero ocurre también hoy. Los fariseos interpretaban que el descanso del sábado no era compatible con los derechos del hombre a ser curado. Sin embargo, si un animal que, herido o caído en un pozo, debería ser atendido y liberado de ese peligro.

¿No es el hombre más importante que el animal? ¿Acaso el derecho de un animal a ser salvado en sábado está antes que el de ser curado un hombre? Esa fue la pregunta que Jesús hizo a aquellos fariseos que le miraban recelosos ante el hecho de curar a aquel hidrópico. ¿Es lícito curar en sábado, o no? Y ellos no supieron contestarle.

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