Sólo nos basta mirar alrededor para darnos cuenta que
muchas leyes no están dictadas pensando más en el hombre que en los intereses
económicos y personales. En muchas ocasiones se antepones intereses sociales,
de poder u otros, que los intereses y derechos del hombre y la mujer. Al
parecer la Ley, en muchas ocasiones, no mira para el bien del hombre y la
mujer.
Eso ocurría en aquellos tiempos en los que vivió
Jesús, pero ocurre también hoy. Los fariseos interpretaban que el descanso del
sábado no era compatible con los derechos del hombre a ser curado. Sin embargo,
si un animal que, herido o caído en un pozo, debería ser atendido y liberado de
ese peligro.
¿No
es el hombre más importante que el animal? ¿Acaso el derecho de un animal a ser
salvado en sábado está antes que el de ser curado un hombre? Esa fue la
pregunta que Jesús hizo a aquellos fariseos que le miraban recelosos ante el
hecho de curar a aquel hidrópico. ¿Es lícito curar en sábado, o no? Y ellos no
supieron contestarle.
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