La realidad es que a lo que damos verdadera importancia en
nuestra vida es al dinero, al poder y a la fama. Buscamos prestigio y honores,
y nos preocupamos por nuestra salud hasta el punto que llegamos a decir que lo
más importante de nuestra vida es la salud.
Y decimos bien, pero si nos referimos sólo a la salud de
este mundo, no estamos muy acertados. Porque, este mundo acaba, y acaba con
nuestra salud. Por lo tanto, sabemos que apostamos por algo que va a morir.
Sería de mal gusto tanta preocupación para terminar en nada.
Quizás, algo en
nuestro interior nos dice que aspiramos a algo más. Debemos buscar algo que sea
eterno de acuerdo con nuestras aspiraciones y deseos. Porque, eso es lo que
sentimos dentro de nosotros. Estamos llamados a la Vida Eterna, y esa debe ser
nuestra primera y última preocupación. Avivar nuestra astucia para aspirar y
conseguir ese objetivo eterno.
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