martes, 7 de noviembre de 2017


Hay muchas clases de banquetes y fiestas. Durante nuestra vida hemos asistidos a muchos, pero todos tienen un mismo denominador común, terminan y todo sigue igual. La vida vuelve a su ritmo y los problemas continúan de la misma forma. Y, eso en el mejor de los casos, porque otros nos dejan vacíos y, quizás, más cansados. Pero, son caducos y cierto tiempo después volvemos a estar sedientos y con hambre.
                               
Por eso, lo verdaderamente importante es discernir cual es el mejor banquete, y no perder el tiempo con muchos banquetes y fiestas para permanecer siempre en el mismo sitio y más insatisfechos y vacíos. Y eso nos exige estar despierto y atentos para acudir a la llamada del único y verdadero, el que nos da eso que todos buscamos, la Vida Eterna.

Sin lugar a duda, ese Banquete vendrá de la Mano del Señor. Porque, Él es el único que da la Vida Eterna y ha venido a dárnosla. Por eso nos invita, quiere llenar su casa y darnos ese Banquete que todos buscamos incesantemente y que confundidos lo buscamos en las cosas de este mundo. Pongamos esa invitación como lo primero de nuestra vida.

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