miércoles, 4 de octubre de 2017

Sucede que en nuestra vida confundimos el seguimiento con el cumplimiento. Reducimos nuestra fe en unos cumplimientos que nada tienen que ver con nuestra vida. Todo se reduce a cumplir, pero no porque se trata de acercarnos al Señor y desear dejarnos convertir por Él, sino, simplemente un precepto que hay que cumplir.

Quizás, muchas misas dominicales son simples cumplimientos y preceptos, pero no son expresiones de fe y de alabanza a Dios. Quizás, muchas misas dominicales son causa de un precepto que hay que cumplir, pero no tengo conciencia de un Dios que me quiere salvar y me llama a trabajar en su Viña. Posiblemente me atrevería a decir que situados así estamos con el arado en la mano y la mirada hacia atrás.

Y ya conoces la respuesta del Señor ante esta postura o actitud. Sólo le vale la de seguir sin vacilar, sin mirar hacia atrás. Sólo le vale aquellos que confían y son perseverantes. A pesar de sus debilidades y tropiezos, pero siempre adelante, junto al Señor y confiando en su Espíritu y su Gracia.

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