domingo, 29 de octubre de 2017

Saber no es sinónimo de entender y aplicar, pues hay quienes saben, pero no entienden como aplicar esa sabiduría. Incluso, no son capaces de discernir el bien del mal. Su sabiduría mundana está sometida al egoísmo y la pasión, y pierden el sentido de la verdad y la justicia.

Tampoco entiende de amor y misericordia. Para el sabio de este mundo la ley es lo importante, y quien no la cumple queda marginado y excluido. Sin embargo, no ocurre así cuando son ellos los incumplidores. Buscan excusa que les justifiquen. Viven, más que en la verdad en la hipocresía.

El verdadero sabio es aquel que, humillándose, sabe que no sabe y que cada día busca en el acontecer de su propia vida y en relación con los demás el bien y la verdad. Sabiendo siempre que la única Verdad le viene de arriba, pues todo lo creado le pertenece. Ponerse en sus Manos es la máxima sabiduría a la que puede aspirar el ser humano.

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