lunes, 23 de octubre de 2017

Los enfrentamientos nacen por la codicia y la ambición. Las herencias, el poder, el ser yo más que tú, la envidia y muchas cosas más terminan enfrentando a los hombres y destruyéndolos. No cabe duda que, serenos y en paz, reflexionamos un poco y le vemos el verdadero sentido a la vida. De nada vale afanarnos por tanto cuando no necesitamos tanto.

La historia se repite una y otra vez Se hacen fortuna con trabajo o ilegalmente, pero, tanto de una u otra forma el resultado es el mismo. ¿Quiénes heredan esas fortunas? ¿Para qué tanto enfrentamientos o ilegalidades? ¿Para quienes serán?

Jesús nos lo pone hoy muy claro en el Evangelio. La vida, nuestra vida, no depende de los bienes ni de las riquezas. Ni siquiera de tu poder. La vida se te escapa en cualquier momento porque no te pertenece. ¿Y luego qué? Preocúpate de lo principal, de atesorar tesoros en el Cielo que son incorruptibles y eternos.

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