La mies es mucha y los obreros son pocos. Y eso hacemos,
Señor, rogarte para que envíes obreros a tu mies y el trabajo salga adelante.
Somos enviados como ovejas entre lobos, y eso nos da esperanza y nos alienta,
porque no sabemos enviados y protegidos bajo tu poder.
Porque, Señor, si fuésemos perdedores, Tú, Señor, no nos
enviarías a morir como ovejas al matadero. Pues, a los lobos no podemos
vencerles. Somos ovejas de tu rebaño y estamos a merced de los lobos de este
mundo. Sólo nos quedas Tú, Señor, y en Ti encontramos la fuerza para superar
estos momentos de tempestades y desánimos.
Estos momentos de
poda nos duelen, pero experimentamos que nos son necesarios, porque de ellos
sacamos la sabiduría, por tu Gracia, Señor, para aprender, padecer y crecer en
madurez para dar mejores frutos. Poda, Señor, todos nuestros pecados y egoísmos
para, liberados de ellos, podamos proclamar mejor que tu Reino está cerca.
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