viernes, 20 de octubre de 2017

El hombre necesita formarse para tener la capacidad de discernir y pensar por sí mismo. Porque, el mundo seduce y engaña. Y no es que la seducción sea mala, sino el fin para lo que se usa. Seducir para tratar de llevarte por el buen camino, es gloria. Pero, seducir para arrastrarte por el mal camino y someterte a sus caprichos es malo y te lleva a la muerte.

De esa manera muchas personas son arrastradas al precipicio y condenadas a la esclavitud. Muchos, seducidos por alcanzar una vida cómoda, feliz y fácil son introducidos en vicios y dependencias que les esclavizan y les someten. Cuando no, otros son influidos y dominados por ideas que, aparentando darle libertad y felicidad, les esclavizan y someten.

Por eso, el Evangelio de hoy nos habla de la necesidad de tener cuidado y no dejarnos arrastrar por los hipócritas. Se hace necesario discernir y pedir sabiduría para no desviarnos del Camino que lleva a la Vida Eterna. Tengamos mucho cuidado, nos dice, no de los que sólo pueden matar el cuerpo, pues eso no es el final, sino de Aquel que, por rechazarle, puede condenarnos a la muerte eterna.

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