El hombre experimenta la tentación de evadir sus
obligaciones y compromisos. Sobre todo cuando se trata de dinero. La máxima es
pagar menos y obtener los mayores beneficios. Estas situaciones dan lugar a
enfrentamientos y luchas que terminan en conflictos agresivos y hasta en
guerras. La situación que buscan consiste en poner a Jesús en situación de emitir un
veredicto.
Buscan desacreditarle y ponerle en contra del pueblo o del
Cesar. Saben que su bien preparada trama le pone en un verdadero aprieto, pero
no esperan ni se imaginan la respuesta de Jesús. Posiblemente no saben quién es
ni de dónde le viene su sabiduría. Sólo piensan que su Palabra les hace daño y
les está dejando sin autoridad.
Por eso, urden un
buen plan y lo preparan con cautela y audacia. Primero lo ponen en gran estima
y destacan su sabiduría y su veracidad. Le manifiesta su admiración porque
defiende los caminos de Dios con verdadera franqueza sin miramientos ni
respetos humanos, pero no conocen su respuesta: «Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a
Dios».
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