domingo, 8 de octubre de 2017

Dios te ha puesto en esta viña del mundo. Ha cavado un lagar y ha edificado una torre. Eres tú, que con esos talentos y cualidades recibidas deberás producir frutos para entregárselos al Señor cuando vuelva en busca de ellos. Tú eres su viña y de ti espera esos frutos.

Es posible que tú, también yo, no lo veamos así, y que experimentemos la necesidad de revelarnos y de apropiarnos de esa viña para hacerla rendir según nuestros intereses. Eso nos obligará a rechazar a los siervos del dueño y a matar al hijo enviado. Y eso lo hacemos cada instante que tomamos un camino o atajo contrario a los mandatos de Dios.

Podemos ser muy bien esos a los que el Señor se refiere. Y conocemos por sus Palabras lo que significa estar en esa situación. Seremos desposeídos de esas viñas y les serán entregadas a otros. Perderemos todo lo que tenemos y hasta nuestra propia vida. ¿Nos vamos a quedar sin reaccionar?

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