La vida va dejando una estela de tus obras. Y, mirándolas, descubriremos que clase de frutos has ido dejando, si malos o buenos. Ellos
revelaran si tus obras has sido buenas, o, por el contrario han estado cargadas
de malas intenciones. De cualquier forma, las buenas obras no podrán salir sino
de los buenos corazones.
Es una buena oportunidad descubrir que mora en tu corazón,
si frutos de un árbol bueno, o malo. Porque, según sean tus obras, será también
tu corazón. Así que, si tus obras son malas, en tu corazón morará el mal, y al
revés si tus obras son buenas.
Pues, lo bueno
procede de lo bueno, y lo malo procede de lo malo. Pero, esos frutos puedes
cambiarlo ofreciendo tu corazón al Señor. Él puede convertir tu corazón de
piedra, torcido y soberbio en un corazón de carne, limpio, derecho y humilde.
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