La presencia de
la mujer en la Iglesia no es casual ni por accidente. Ellas tomaron presencia
en la labor de proclamar el Evangelio. Y por María, su Madre, Jesús se hizo
presente en el mundo. Y, también hoy, quizás con mucha más presencia que el
hombre, la mujer destaca en las parroquias y en los menesteres de la
evangelización.
Por propia experiencia,
en mi comunidad parroquial doblan o triplican el número a los hombres. Y en
todos los grupos abundan con mucha diferencia sobre los hombres. La mujer ocupa
un papel muy importante en las labores de evangelización y la Iglesia las
necesita.
Hoy podemos leer en el Evangelio - Lc 8,1-3 – y comprobar cómo acompañaban
a Jesús y le ayudaban en su labor evangélica de cada día, sirviéndole con sus
bienes y trabajos. También hoy, la Iglesia, se beneficia de esa entrega y
servicio de la mujer fiel a su compromiso de Bautismo.
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