No es fácil preguntarnos que es el amor. Porque, la
experiencia que tenemos de nuestros padres es la del esfuerzo y sacrificio por
darnos una vida lo mejor posible. Luego, ¿amar es sacrificarse? La respuesta
está ahí, nos sólo sacrificarse, sino renunciar a muchas cosas por buscar el
bien del otro. La referencia está en el Señor, porque así nos ama Él.
Se hace necesario descubrir y experimentar ese amor. Amar al
Señor es una Gracia que nos la da el Espíritu Santo. Él nos asiste, nos conduce
y nos fortalece dándonos el don de la fe y la Gracia de experimentar el amor de
Dios. Un Amor que vamos descubriendo en la medida que también le vamos
conociendo por la Gracia del Espíritu.
Pero, lo descubrimos
y nos es dado, en la medida que también nosotros nos esforzamos en amar. Amar
no sólo a los que nos aman, sino a los que nos rechazan, piensan diferentes y
se declaran como nuestros enemigos. Es decir, a los que nos hacen la vida
imposible. El Espíritu nos irá dando esa sabiduría de descubrir a Dios en los
hermanos, para que nuestro amor sea más entregado, sentido y querido.
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