viernes, 18 de agosto de 2017

La célula de la familia son los esposos. Dos esposos, marido y mujer, que sean fieles a su compromiso de amor, transmitirán a sus hijos ese compromiso y se perpetuaran en el tiempo esos valores transmitidos. Está muy claro que todo se cuece en el seno familiar, porque los hijos imitan a sus padres, y también a sus vecinos, amigos.

De alguna manera experimentamos que somos hijos de nuestros ambientes. Y de vivir en ambientes que se transmitan la verdad, la justicia, los valores de la libertad, el respeto, la solidaridad y la igualdad de oportunidades, los pueblos reflejaran lo que vivan sus habitantes. Por lo tanto, esa debe ser la prioridad de todos los gobiernos que se precien de ser buenos e inteligentes gobernantes.

Si a todo esto añadimos que los esposos son creyentes y comprometidos, según su compromiso de Bautismo, todo va sobre rueda. Porque, la Voluntad de Dios es que los hombres y mujeres se amen y vivan en su Palabra. Palabra que nos mueve al verdadero Amor y Perdón, donde están contenidos todos estos valores.

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