Jesús nos lo deja muy claro hoy en el Evangelio – Mt 18,
21-19,1- y nos invita a perdonar siempre. Y lo dice porque Él lo hace así.
¿Acaso te niega su perdón? Sí, te pide que no lo hagas más, pero sabe de tus
limitaciones y de tus posibles caídas. Y siempre está dispuesto y abierto a
recibirte y perdonarte.
Esa experiencia de saberte perdonado, ¿no te ayuda a hacer
tú otro tanto lo mismo? Porque si tú quieres ser perdonado, tendrás también que
perdonar. Cada vez que rezas el Padre nuestro lo recuerdas, y si lo rezas de
verdad te estás comprometiendo a perdonar en la misma medida que tú eres
perdonado.
Por lo tanto,
reflexionemos sobre la comparación que Jesús hace con el Reino de los cielos de
aquel rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos, y sacas tus propias
conclusiones. Perdonar es la llave que nos abre la puerta del perdón de Dios y
nos da su Misericordia. Misericordia que nos salva.
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