domingo, 2 de julio de 2017


No cabe ninguna duda de que el hombre necesita un ideal para sostenerse y activar su camino. Un ideal que le mantenga en alerta y movimiento a cada momento. Desdibujado ese ideal su norte se desmorona y cae en depresión y abandono. Así, muchos terminan en la indigencia y en el sin sentido.

Vivir en esas condiciones es absurdo. Nada importa y todo vale. No hay camino, sino vagancia y, como ambulantes sin rumbo, su vida se limita a alimentarse de lo que encuentra y de la limosna. También la vida, cuando perdemos lo primero y principal, caemos en ese peligro.

Y lo primero es el Señor, nuestro Señor Jesucristo. Él es el único Camino, la única Verdad Vida. Porque teniéndolo a Él, todo lo demás se nos irá dando por añadidura. Sin embargo, pocos son los que le anteponen a todo, pues es más importante el tiempo, la hora, la comodidad y…Se antepone cualquier comodidad que buscarle en la comunidad. Y, claro, así se nos pierde y no encontramos fuerza para darnos a los demás.

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