Tendremos que reconocer y confesar que esa característica de
amar, incluso a los enemigos, es algo sustancial y diferente al sentimiento
humano. Porque, nuestra naturaleza humana está herida y tocada por el pecado, y
sometida al rencor, a la envidia, al egoísmo y a todo lo que nos hace
enfrentarnos los unos con los otros.
Sin embargo, Jesús nos trae ese mandato del Amor. Un Amor en
la misma línea que le ha traído a Él a entregarse por nosotros. Un Amor
voluntario y libre, que se da y se entrega sólo por amor, valga la redundancia.
Un Amor sin condiciones y a todos, buenos y malos; amigos y enemigos.
Y es que el Padre y
Él nos aman así, sin condiciones. Y a pesar de no cumplir ni hacer su Voluntad;
y a pesar de defraudarle y rechazarle en muchos momentos. Por nuestra lógica y
sentido común estaríamos ya condenados. Sin embargo, el Padre nos espera y nos
abre los brazos. ¿No tendremos que hacer nosotros lo mismo con nuestros
enemigos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.