martes, 20 de junio de 2017

Tendremos que reconocer y confesar que esa característica de amar, incluso a los enemigos, es algo sustancial y diferente al sentimiento humano. Porque, nuestra naturaleza humana está herida y tocada por el pecado, y sometida al rencor, a la envidia, al egoísmo y a todo lo que nos hace enfrentarnos los unos con los otros.

Sin embargo, Jesús nos trae ese mandato del Amor. Un Amor en la misma línea que le ha traído a Él a entregarse por nosotros. Un Amor voluntario y libre, que se da y se entrega sólo por amor, valga la redundancia. Un Amor sin condiciones y a todos, buenos y malos; amigos y enemigos.

Y es que el Padre y Él nos aman así, sin condiciones. Y a pesar de no cumplir ni hacer su Voluntad; y a pesar de defraudarle y rechazarle en muchos momentos. Por nuestra lógica y sentido común estaríamos ya condenados. Sin embargo, el Padre nos espera y nos abre los brazos. ¿No tendremos que hacer nosotros lo mismo con nuestros enemigos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.