Cuando el hombre se propone amar y perdonar, el camino se le
hace angosto. La puerta se estrecha y se pone muy difícil poder atravesarla.
Cuesta sudor y sangre, y mucho esfuerzo y voluntad. Incluso, con todo eso se
nos hace también imposible atravesarla.
Porque es algo superior a nosotros. Estamos heridos y
tocados por el pecado. Nuestra naturaleza está herida y no puedo superar los
vicios, apetencias y pasiones que le marca su naturaleza, pobre y limitada.
Esclava del pecado necesita imperiosamente ayuda.
Pero, esa ayuda no
está en el mundo, ni tampoco el mundo puede dársela. Está dentro de él, pero
necesita salir fuera de sí mismo para poder encontrarla. Necesita camino y
desierto para poder verse y discernir. Necesita la asistencia del Espíritu
Santo para vencer el desierto y superar la entrada de la puerta estrecha. Sólo
así podrá transformar su corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.