Quizás sea el pecado. Pecado
de soberbia que nos impide ser humildes y aceptar la verdad. O, al menos, creer
en ella. Ocurre que cuando estamos ensoberbecidos la mente se ciega y no vemos
nada, o no queremos ver. Incluso, ni las obras nos hacen reaccionar. Quedamos
perplejos y ciegos.
De cualquier manera nos hará
falta fe. Sin la fe no podremos entender ni comprender nada. Entre otras cosas,
porque nuestra inteligencia no es capaz de abarcar ni asimilar tal misterio.
Necesitamos apoyarnos en sus buenas obras, que nos superan, y dejarnos guiar
por su Palabra. Su Gracia nos infundirá la fe que necesitamos.
Pidamos esa confianza, pues
es el mismo quien nos invita a pedírselo y nos lo promete: Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo
haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi
nombre, yo lo haré». Está claro,
pidamos que nos aumente la fe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.