Las mujeres, las
únicas habilitadas por la naturaleza para dar alumbramiento nuevas vidas,
sufren durante el embarazo. También, dependiendo del lugar y de las personas,
será más o menos, pero todas, por lo general sufren. Si no en el aspecto
físico, si, al menos en el psicológico y emocional.
De cualquier forma,
las madres, a la hora del parto, dan todo por bueno si ha salido bien y todo
está dentro de lo normal y esperado. Eso significa que, a pesar de los
sufrimientos y sacrificios padecidos, todo es bienvenido y la alegría hace su
aparición.
El camino del gozo y la alegría es sinónimo al
del embarazo. Incluso, se cita en el Evangelio de hoy. Todo camino que exige
trabajo, renuncia y sufrimiento no llena de alegría, sin embargo, llegada la
hora y conseguida la meta, todo se vuelve regocijo, gozo y desbordante alegría.
Así, nos dice Jesús, será la llegada del creyente a la meta de su camino en
esta vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.