viernes, 26 de mayo de 2017

Las mujeres, las únicas habilitadas por la naturaleza para dar alumbramiento nuevas vidas, sufren durante el embarazo. También, dependiendo del lugar y de las personas, será más o menos, pero todas, por lo general sufren. Si no en el aspecto físico, si, al menos en el psicológico y emocional.

De cualquier forma, las madres, a la hora del parto, dan todo por bueno si ha salido bien y todo está dentro de lo normal y esperado. Eso significa que, a pesar de los sufrimientos y sacrificios padecidos, todo es bienvenido y la alegría hace su aparición.

El camino del gozo y la alegría es sinónimo al del embarazo. Incluso, se cita en el Evangelio de hoy. Todo camino que exige trabajo, renuncia y sufrimiento no llena de alegría, sin embargo, llegada la hora y conseguida la meta, todo se vuelve regocijo, gozo y desbordante alegría. Así, nos dice Jesús, será la llegada del creyente a la meta de su camino en esta vida.

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