martes, 16 de mayo de 2017

Es bueno buscar la paz y la tranquilidad, porque sólo en ellas podemos ser capaces de encontrar respuestas y soluciones a nuestros problemas. Eso es lo que nos dice Jesús en el Evangelio de hoy: «Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde.

Y es que la paz del mundo se esconde en intereses y ambiciones que son puestas como condición para negociar la paz. Jesús nos la ofrece gratuitamente y desencarnada de toda ambición y egoísmos que provocan enfrentamiento y luchas entre los hombres.

Porque la Paz del Señor es una Paz pura, limpia de toda mancha y puesta al servicio de todos los hombres. Una Paz que hace posible un Reino de justicia, de verdad y de amor.

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