miércoles, 17 de mayo de 2017

El hombre prima más por los bienes materiales que los espirituales. A todo esto, su ceguera es enorme, pues los bienes materiales son caducos y pierden todo su valor. Sin embargo, lo que se perpetúa son los valores espirituales que hablan de la verdad, la justicia y el amor.

El hombre se ha vuelto pragmático y ha puesto su mirada sólo en la material, en lo que tiene valor inmediato y se hace presente al instante. Y eso busca y defiende, cayendo en la trampa de la apariencia y el espejismo. Porque, de la misma manera que aparece, desaparece.

Los frutos que tienen verdadero valor son los que se obtienen unidos al Señor. Porque, sólo en Él podemos dar frutos que tienen valor para la Vida Eterna. La verdadera Vida por la que hay que trabajar y la que hay que buscar. Frutos de Vida Eterna.

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