viernes, 28 de abril de 2017

Y te ves impotente ante tanta tragedia y tanto desorden, que muchos aprovechan como oportunidad para beneficiarse a costa del sufrimiento de otros. En ese espectro social, los cristianos tenemos que ser sensibles y tender nuestra mano. Y lo estamos haciendo. Posiblemente, unos más que otros, pero todos son necesarios para resistir y cambiar la situación.

Hay que colaborar desde nuestras capacidades y medios. Desde nuestras comunidades y parroquias y con los medios que cada uno tengan. Tendremos que repartir nuestro pan, partiéndonos, compartiéndonos y repartiéndonos, con nuestro esfuerzo y posibilidades. Y también con nuestras oraciones.

Pongamos nuestros cinco panes y peces, y el Señor pondrá lo que resta para dar de comer a todos los que pasan hambre y  sed, tanto material como espiritual. Confiemos en el Señor y demos nuestro humilde cesto con lo que tengamos a nuestro alcance. El Señor se encargará de lo que falte.

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