martes, 14 de marzo de 2017

Una cosa es lo que se predica, y otra, muy diferente lo que se hace. Porque cuando lo que se dice no está en correspondencia con lo que se hace, se produce fraude y se vive en la mentira y la hipocresía. La palabra y la verdad van juntas y se corresponden. De no ser así, algo falla y se adultera.

Muchos hombres instalados en el poder e influyentes en los demás, proclaman una cosa y hablan en verdad, pero no la viven. Sus vidas no son coherentes con lo que predican y proponen. Luego, hablan en el error y la mentira, e inducen a eso, a presentar una vida falsa.

La verdad tiene un solo color, el color de pureza, de lo auténtico, de lo justo. Cuando eso se tuerce viene la desconfianza y nace la mentira, que es contraria a la verdad. Entonces la vida se tiñe de oscuridad y opacidad. Pierde su transparencia y su verdad. Pero, sobre todo, pierde la luz.

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