miércoles, 8 de marzo de 2017

El hombre pide pruebas ante la pérdida de confianza. Quiere asegurarse y espera que le demuestren con signos y prodigios que está equivocado. Sabe que este mundo es caduco, pero se resiste a vivirlo con verdadero amor. Y quiere asegurarse que esa es el arma.

No sabe cómo descubrirla y ante tantas desilusiones y malos testimonios se enrosca y se refugia en el pecado. Acepta la oferta del mundo y toma lo primero, lo más inmediato para calmar sus decepciones y sufrimientos. Así, sin darse cuenta se aleja, cada vez más, de lo que realmente busca y quiere.


Ignora que ahí, en el dolor, en las frustraciones y sacrificios se esconde el Tesoro que busca. Que esos sentimientos que le perturban, debe dominarlos y someterlos al bien. Que está dotado de voluntad y libertad para elegir la puerta ancha o la estrecha. Y que es esa, la puerta estrecha, la que contiene el arma  que busca, el amor.

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