Tú, igual que yo, también hemos
sido presentados en el templo el día de nuestro bautismo. La diferencia es que
Jesús se ha dejado llevar por el Espíritu Santo, y, quizás, nosotros no le
hacemos ni caso. Él, a pesar de actuar libremente, cumple la Voluntad de su
Padre. Ha venido para eso.
Precisamente, en el momento de
su presentación en el Templo, Simeón, llevado allí por el Espíritu Santo, y
habiendo recibido la promesa de que no moriría sin ver al Mesías prometido,
advierte en el Niño Jesús su divinidad mesiánica y proclama que es el enviado
por Dios para alumbrar a todas las naciones.
También nosotros hemos recibido al Espíritu Santo en la
hora de nuestro Bautismo, y, abriéndonos a su acción, podemos también cumplir
con los mandatos del Señor. Claro, tenemos la opción de negarnos, pues somos
libres para hacerlo. Pero, no podremos justificarnos si no lo hacemos, pues la
Gracia del Espíritu Santo nos ayudaría a cumplirlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.