Hay mucha gente que, oyendo y hablando, ni oyen ni hablan.
Están sordos y callados por tanto ruido y confusión que nos le dejan ni oír, y
menos hablar. Quedan sometidos a las voces más fuertes, más poderosas, más
influyentes. Apenas pueden defenderse y sumergidos en el mar del mundo navegan sin
rumbo y perdidos.
Necesitan despertar. Un grito de salvación y de conciencia
que les haga abrirse para oír, hablar y ver. Necesitan escuchar una voz de
salvación, pues ellos no distinguen lo bueno de lo malo y no saben qué hacer ni
a donde ir. Y muchos, malintencionados, les utilizan, les engañan y someten.
Sí, se hace necesario
gritar con ellos, y pedirle al Señor que abran sus oídos y desaten su lengua.
Hay que gritar al mundo esas injusticias por las que muchos, engañados y
empobrecidos, sufren y padecen. Sí, Padre bueno del Cielo, ayúdanos a gritar
contigo: «Effetá»
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.