sábado, 11 de febrero de 2017

El gozo desaparece cuando ese bien que lo produce desaparece. Diremos que ese efecto gozoso es caduco, pues está en relación con el bien que lo genera. Mientras que la felicidad es un estado satisfactorio que aspira a perpetuarse y sostenerse tanto en el orden espiritual como físico.

No sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios (Mt 4, 4). No podemos conformarnos con saciar el hambre material, porque ese no termina por dejarnos satisfecho. Necesitamos saciarnos con un alimento espiritual que salta hasta la vida eterna y nos sacia plenamente.

Por eso, necesitamos buscar al Señor. No sólo para que nos sacie nuestra hambre material, que lo necesitamos, sino para que también nos llene de su Amor, dándonos esa Gracia que nos satisface plenamente y eternamente.

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