El gozo desaparece cuando ese bien que lo produce
desaparece. Diremos que ese efecto gozoso es caduco, pues está en relación con
el bien que lo genera. Mientras que la felicidad es un estado satisfactorio que
aspira a perpetuarse y sostenerse tanto en el orden espiritual como físico.
No sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale
de la boca de Dios (Mt 4, 4). No podemos conformarnos con saciar el hambre
material, porque ese no termina por dejarnos satisfecho. Necesitamos saciarnos
con un alimento espiritual que salta hasta la vida eterna y nos sacia
plenamente.
Por eso, necesitamos
buscar al Señor. No sólo para que nos sacie nuestra hambre material, que lo
necesitamos, sino para que también nos llene de su Amor, dándonos esa Gracia
que nos satisface plenamente y eternamente.
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