martes, 28 de febrero de 2017

El Evangelio de hoy nos pone las cosas muy claras. Seguir a Jesús implica dejarlo todo. Y ese dejarlo todo supone que Él sea el centro de nuestro corazón. Cambiar nuestras actitudes soberbias, egoístas, vanidosas, ambiciosas, suficientes…etc, por otras solidarias, humildes, generosas y  dispuestas a compartir con los que lo necesitan.

Dejarlo todo es dar un giro a nuestra vida posponiendo todo lo que en ella nos invita a seguir para dedicarlo a vivir en el Señor. Eso supone centrar nuestra vida en la Palabra de Dios y llevarla a la vida de cada día e intentándola vivir.

Y eso nos exigirá estar en contacto diariamente con el Señor. La oración es el vehículo con el que podemos relacionarnos con Él y pedirle sabiduría, fortaleza y voluntad para no desfallecer en el camino y llevar a la vida sus enseñanzas y estilo de vida.

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